Familia Malaurie

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Como en los meses que vienen es posible que no tengamos tiempo porque nos concentraremos plenamente en nuestra hija que llega a casa en junio, deseamos hacer ahora mismo y antes de nuestro segundo viaje a Bulgaria una recapitulación de nuestra experiencia en la adopción.


La adopción es un largo proceso durante el cual estamos sometidos a numerosos y morosos trámites administrativos y hay largos momentos de espera en que nos invaden dudas y stress. Es bueno entonces contar con personas que te aconsejan y te apoyan. Hemos optado por la asociación

Mi niño   después de un contacto telefónico tranquilizador y cálido durante el cual el procedimiento nos fue explicado claramente y también después de leer un bien elaborado sitio en Internet donde se dan muestras de una buena percepción de los problemas del niño adoptado y de los padres adoptantes y se percibe un gran conocimiento de la materia de la adopción en términos psicológicos. El procedimiento está claramente explicado y muchas de las preguntas que nosotros nos planteamos tienen allá su respuesta.

Durante nuestro primer viaje a Bulgaria nosotros no nos hemos sentido en ningún momento abandonados a nuestra suerte. Hemos sido alojados en un piso en el centro de Sofia, muy agradable y totalmente acondicionado para el niño que ibamos a traer para estar con sus padres durante la segunda estancia en el país. Espacioso, luminoso, colorado, con juegos, libros, dibujos en las paredes, huellas de niños que han partido ya. Al otro día, un coche nos llevó al pueblo de nuestra hija. Nos acompañaba Tania y Zlatka. Ellas nos asistieron en nuestra primera cita con Mariana y así paliaron nuestro stress. Ellas tradujeron todo lo que queríamos decir a la niña.  Mientras estábamos ahí Tania organizó entrevistas con la gente que conformaba el ambiente cotidiano de la niña: visitamos la escuela con una trabajadora social del pueblo, conversamos con la directora y los profesores que nos hablaron de ella, de sus gustos y actividades. Organizó también otras entrevistas, en un jardín público y en el restaurante del hotel, donde pudimos jugar con Mariana.

Después de nuestra primera visita todo fue tomado en cuenta, se nos informaba de las diferentes etapas a seguir: aceptación el ministerio, juicio, organización de la segunda estancia. Tania había visitado dos veces a Mariana para prepararla para nuestra llegada, darles nuevas de sus padres adoptivos. Recibimos por e mail los informes de esas visitas acompañados de numerosas fotos. Nos sentíamos respaldados y tranquilos, partimos para nuestro segundo viaje con una gran serenidad e impacientes de llevar a Mariana a nuestra casa.

Descubrimos en Tania una mujer dedicada a la causa, tan emotiva, de los niños de Bulgaria. Elle se queda en contacto con las familias también durante un largo periodo después de su partida del país.  Es una mujer que tiene una familia tan grande que no alcanza cerrar contra su inmenso corazón a todos sus niños. Recomendamos vivamente la asociación Mi niño o bien   MOETO DETE.

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